Todas las ciudades tienen
una plaza que centra el trajín de los caminantes,
que ofrece merecido descanso con sus bancos,
que deleita con sus vistas a quienes
por primera vez la visitan.
En el centro, un inmenso monumento
nos recuerdan otros tiempos
de sangre y bayonetas,
como una lección de historia que trístemente
hoy sólo parece molestar
y se cubre casí con vergüenza
de luces psicodélicas.
Una ciudad nunca puede olvidar su pasado
no importan hoy las tierras defendidas
las banderas de uno u otro bando,
importa la gente que al igual que los de hoy
eran por encima de todo vitorianos
madres, hijos, abuelos...
que algún día en esta plaza se sentaron
a solas, para disfrutar del embrujo de sus vistas.
Escrito de Gorka López de Munain Iturrospe, sacado de la revista Sans Soleil Número 1 Año 2009
www.revista-sanssoleil.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario